A veces decimos que alguien tiene "sangre en sus manos." Significa culpabilidad. Hoy día hay prueba cientificas para identificar la gotita más pequeña de sangre. Las lecturas de nuestra son como estas pruebas que revelan una conclusión dramática: Tu y yo tenemos algo de la sangre de Jesucristo en en nuestras manos. No podemos echar la culpa al pueblo judio. Nosotros compartimos la responsibilidad.
Vivimos en una sociedad que no quiere hablar del pecado. Claro, es dificil admitir que he cometido pecados y por eso tengo una parte de la responsibilidad por la muerte de Jesús. Pero, hermanos, sin este sentido de pecado, la Semana Santa no puede ser una experiencia positiva. La verdad es que Jesús murió por los pecadores. Todos tenemos algo de sangre en nuestras manos.
No es una cuestión una culpabilidad inútil y paralizante. Al contrario el Libro de Revelación dice que hemos sido lavados en la sangre del cordero. El Cordero es Jesús como decimos antes de la Comunión. "Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, tem piedad de nosotros." En este sentido maravilloso recibimos la sangre de Jesús sobre nosotros.
Su sangre, su misma vida, viene a nosotros en los sacramentos: bautismo, confesión, confirmación, comunión, etc. El próximo domingo, Pascua de Resurrección, unos adultos serán bautizados. Y el siguiente sábado el arzobispo Brunett confirmará algunos jóvenes de nuestra comunidad. Y hay más de cien niños preparandose para recibir la Primera Comunión.
Acompañamos a estas personas que reciben los sacramentos por primera vez y pedimos a Jesús que renueve el poder de su vida dentro de nosotros. Con corazones humildes decimos, "Que su sangre caiga sobre nosotros."
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