Este año hemos seguido el tema de Mayordomía: Todos es de Dios- estamos llamados a compartir. A la primera vista parece que el Evangelio de hoy contradice ese mensaje. En la parábola escuchamos de jóvenes previsoras que no compartieron su aceite con las descuidadas. Parecen un poco egoístas hasta que entendemos lo que Jesús realmente está diciéndonos.

El aceite que las previsoras poseyeron no fue algo exterior – como comida o ropa o dinero. En realidad el aceite refirió a una calidad interior: por ejemplo, honestidad, justicia o integridad. Un papá puede darle a su hijo un escritorio, pero el niño mismo tiene que desarrollar la disciplina interior para mantener el escritorio apropiadamente organizado. Yo puedo prestarte un libro sobre la oración, pero tu mismo tendrías que separar el tiempo para tu relación con Dios.

En nuestra campaña de Mayordomía estamos pidiendo que compartan sus dones de Tiempo, Talento y Tesoro. No es solamente que parroquia necesita tu ayuda voluntaria y una parte de tus recursos económicos. Es cierto, pero mucho más importante, estamos preocupados sobre la persona que tú llegaras a ser

San Pablo nos dice que cuando Dios termina la historia humana, algunos que todavía están vivos, será “arrebatados,” junto con los que han muerto en Cristo. Rezo que cuando aquel día llegue, tu y yo estaremos arrebatados juntos. Para suceder, tenemos que poner nuestras vidas a la disposición de Dios. Si lo hacemos, seremos – como las previsoras – tendremos aceite en nuestras lámparas, es decir, tendremos los corazones generosos, humildes y abiertos que el Señor requiere. Que el Señor nos ayude a ser preparados cuando él venga.

Ahora quisiera pedir a una familia de nuestra parroquia dar un testimonio sobre Mayordomía en su hogar.

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