En mis treinta años como sacerdote, he escuchado a muchas personas contandome sobre el abuso doméstico. Casi siempre la esposa concluirá, "Padre, peor que ser pegada fue la humillación." Palabras crueles, especialmente en presencia de niños, causan el dolor más intenso.
Vemos algo comparable en el evangelio de hoy. La muerte de Jesús no solamente fue una de agonía física, sino de humillación pública. Stephen Portner describe la crucifixión como "un proceso para progesivamente deshonrar a la víctima." Comenzando con el juicio y flagelación pública, concluyó con poner el cuerpo desfigurado sobre la cruz.
En medio de esas indignidades, una voz diferente fue alzada, "Señor, cuando llegues a tu reino, acuérdate de mí." Hasta aquel momento Jesús no había declarado su estado real. Habia callado a los demonios que iban a divulgar el secreto. Cuando la muchedumbre querría tomarlo como rey, huyó. Pero ahora, en los últimos momentos de su vida, las cosas habían cambiado. A otro hombre, totalmente rebajado como él, Jesús declara:
"Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso."
Ante nuestras humillaciones tenemos dos opciones. Podemos rajar - aun contra Dios - o podemos llevar los resentimientos a la cruz. Un camino lleva a la amargura sin término, el otro a la vida.
El segundo malhechor reconoció su propia culpabilidad. Podía haber dicho que, a pesar de no ser santo, no había hecho algo para merecer esto. Sin embargo, no lo hizo. Al contrario, dijo, "Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos." Es un reconocimiento brillante, hecho posible solamente por la gracia.
Cuando agonizaba, San Augustín pidió a uno de sus monjes que escribiera en letras grandes, los siete salmos penitenciales para que los rezara desde su cama. Seguramente, se acordó los pecados de su juventud como engendrar un hijo ilegítimo. Pero más presentes eran sus pecados como obispo - la cobardia, la flojera e imprudencia que ponían en peligro a otras almas.
Si tu y yo pudieramos ver nuestros pecados reales, diríamos, "Jesús, acuérdate de mí."
