Los niños tienen un lugar especial en los Evangelios. A pesar de su cansancio Jesús toma tiempo para bendecirlos. Requiere que nos hacemos como ellos para entrar en el cielo. Y hoy, toma a un niño en sus brazos y les dice que al abrazar tal niño, están abrazando a él.

¿Que significa todo esto? Cuando estaba de vacaciones, escuche una homilía sobre la importancia de ser como niños. El joven sacerdote habló de las calidades del niño: entusiasmado, inocente, tolerante, etc. Fue lindo, pero desgraciadamente, no captó lo que Jesús querría decir. Me pregunté: ¿en el seminario no les enseñan a leer el texto en su contexto?

Todos queremos ser entendido, no en términos de frases aisladas, sino en el contexto de todo lo que está sucediendo. Cuando Jesús levantó al niño delante de sus discípulos, dos cosas habían ocurrido. Primero, Jesús había profetizado su muerte humillante. Y después – en un caso extremo de ser obtusos – los discípulos empezaban a presentar sus meritos relativos.

--La semana pasada, sane a cinco personas (por favor, no dar Gloria sino a Dios)

--Pues, yo recolecté cuarenta denarios en donaciones.

--Recién hablaba con algunas personas en Jerusalén, Uds. saben, los que tienen poder verdadero...

--Oh, he estado trabajando tan duro que casi no puede mover un músculo…

En el contexto de aquel tipo de discusión, Jesús les trajo al niño. Cada apóstol pensaba que él era “alguien.” Jesús les presentó a un ser que en su cultura era considerado como “nadie.” La opinión del niño no contaba por nada. Tenía que mantenerse callado. No tenía “derechos.” No era “su propia persona” sino pertenecía a su papá. En el tiempo de Jesús no tenían ideas románticas de la “inocencia” del niño. Al contrario creía que el niño necesitaba corrección y disciplina constantes.

Cuando Jesús dijo, “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe,” otra vez estaba identificándose con el nivel mas bajo de su sociedad. Y diciendo a los discípulos que hagan igual.

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