El Comió Con Pecadores

(24o Domingo Ordinario, Año C)

El corazón de la fe cristiana no es que el hombre busca a Dios, sino que Dios busca al hombre. Jesús lo aclara hoy por una acción seguida por sus parábolas más famosas. La acción es compartir una comida con "pecadores." Para nosotros es difícil entender quienes eran y por que los escribas y fariseos reaccionaron con tanta rabia. En realidad los pecadores eran las personas más despreciadas en la sociedad de Jesús, quizás como hoy despreciamos a los hombres que abusan a niños pequeños. Fraccionar el pan con ellos provocó una condenación universal.

Sus parábolas explican su acción - pero en una forma paradójica. Un pastor prudente no va a arriesgar la vida de noventa y nueve ovejas para buscar una perdida. La mujer que pasa toda la mañana buscando una monedita no está usando bien su tiempo. Además, invitar a las vecinas para festejar le va a costar más de diez centazos. Sin embargo, para sus dueños, la oveja y la moneda tienen lo que los economistas llaman valor añadido.

Eso es precisamente el punto: Como la monedita, como la oveja desorientada, Ud. y yo, sí, tenemos un valor intrínseco. Pero es muy pequeño - y hemos hecho cosas para borrarlo. No obstante, Dios ha infundido en nosotros un valor añadido. Por buscarnos con tanto deseo, da a los humanos una dignidad que no se puede calcular.

Muchas veces medimos el valor por nuestra respuesta emocional. La semana pasada murió la perrita de mi hermano. Me sentí más tristeza que cuando Timothy McVeigh fue ejecutado. Pero no significa que ella tenía más valor que McVeigh. Son mis emociones que no corresponden a la realidad.

El hecho que McVeigh concibió y realizó un acto tan horrible - mató a 168 personas, incluyendo niños pequeños - indica que tiene una capacidad que un perro no posee. Dios buscaba a McVeigh, deseaba su arrepentimiento. En modo semejante le busca a Ud. - y a mí.

Hay un engaño común hoy. Algunos dicen que uno puede encontrar a Dios por medio de la "espiritualidad." A veces alguien anuncia que está buscando - o más común, que ha descubierto - una espiritualidad que le hace sentir comodo. Pero ella también le hace sentir superior a otras personas. Las desprecia como los fariseos hacían a los pecadores. Al contrario, Jesús requiere humildad, el darse cuenta que ante Dios no soy mejor que Timothy McVeigh o un abusador de niños.

Quizás han leido las revelaciones a causa del proceso de la canonización de la Madre Teresa. Al parecer, ella recibió un exorcismo cuando estaba luchando violentamente en la cama de un hospital. En varias cartas expresó dudas y angustias: "En mi alma, no puedo decirte," le escribió a una hermana, "que oscura está, que dolor más fuerte - siento como quiero rechazar a Dios."

Descubrir que una de las almas más nobles del siglo veinte experimentó tanta oscuridad ha causado choque, aún escándalo. Pero no debe ser. Obras buenas - aún heróicas - jamás salvaron a nadie. Solo la gracia. Ella, más que la mayoría, se dio cuenta de la misericordia inefable. Jesús la revela como la fuente de nuestra dignidad. El comió con pecadores - y los invita a la Eucaristía.

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  • Fotos de la Ordenación del Diácono Armando Perez (Parroquia de la Sagrada Familia, Seattle; 15 de julio de 2001)

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    2004: Apariencia de Perdón
    2001: El Comió Con Pecadores

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