Una Conversación Intima

(Homilía para Sexto Domingo de Pascua, Año C)

En un restauran un hombre, quizás de cincuenta años de edad, estaba almorzando con un joven. Porque había otras personas cerca, ellos conversaban suavemente. Poco a poco El restaurante se callaba hasta que los dos hombres eran los únicos hablando. Todos querrían escuchar la conversación, no por falta de cortesía, sino casi por fuerza. Los dos hombres conversando eran un padre y un hijo. A pesar de no hablar de nada especial, la gente querría saber que sucedía entre aquel padre e hijo.

Durante estos días de Pascua hasta la Ascensión, Jesús no permite oír algo de la conversación entre el y su padre. Escuchamos, por ejemplo que los dos son “uno,” que el siempre escucha la voz del Padre y como un Hijo devoto, hace todo lo que el Padre le pide. Sabemos que estamos escuchando algo bien importante. Su relación existía antes del comienzo del mundo. Es fundación de toda relación – desde las partículas más pequeñas hasta los espíritus más poderosos.

Ahora, dado que él va a volver a su Padre, nos dice algo mas – que podemos no solamente oír la conversación, sino podemos entrar en ella.

El Consolador, el Espíritu Santo Que mi Padre les enviará en mi nombre, Les enseñará todas las cosas Y les recordará todo cuanto yo les he dicho. (Jn 14:26)

Esto sucede cuando nos una a la Iglesia, escuchando sus enseñanzas y siguiéndolas. Nuestra lectura de los Hechos de los Apóstoles aclara que el Espíritu Santo habla por medio del magisterio de la Iglesia. “El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido...” (15:28)

Si Ud. ha sido tan afortunado a oír unas palabras de la conversación entre Jesús y sus Padre, no quédese distante. Por su Iglesia Jesús desea enviarte el Abogado, el Espíritu Santo, para que participes en aquella relación intima.

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English Version

De los Archivos:

Homilía 2007: Mi Padre lo Amará
2004: Una Conversación Intima
2001: Rezando Por Timothy McVeigh

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